miércoles, 24 de febrero de 2016

HE VISTO... Circle.



El dueño de El Descampao reseñó para Zona Zhero esta película indie del 2015, y me picó el gusanillo. Tras mi nueva suscripción a Netflix, y viendo que la tenía tan a mano, pues me la he zampado.

Tras este triple spam, totalmente gratuito, que para eso estamos en mis dominios, os cuento un poco de que va esta historia de intriga y ciencia ficción con mucho terror psicológico, perpetrada por Aaron Hann y Mario Miscione.

La hora y media de película transcurre en un solo escenario circular, de fondo negro, en el que cincuenta personas despiertan, dispuestas en dos círculos concéntricos, alrededor de una esfera, negra también. Cada dos minutos suena una bocina que anuncia que uno de ellos va a morir fulminado. Entre todos, en pocas rondas van descubriendo las normas no escritas del juego,  pudiendo elegir el siguiente en caer o dejando que el azar sea el que decida, y lo que comienza con un ejercicio de compañerismo, termina como el rosario de la aurora, tras una retahíla de prejuicios, bandos, promesas, mentiras, súplicas y engaños.

Evidentemente todo el peso de la película recae sobre los diálogos y las decisiones de los personajes. ¿Quién tiene derecho a vivir y quién no? ¿Quién es nadie para decidirlo? Y sobre todo ¿quién los ha puesto ahí y para qué? Con estas premisas existencialistas comienza el disfrute de la representación de nuestra maravillosa sociedad a pequeña escala. 

La vida va pasando y nosotros vamos eligiendo qué hacer con ella en cada momento. A veces elegimos bien y otras mal, pero la elección siempre es nuestra y, por regla general, y tras descartar otras opciones, nos solemos debatir entre dos. La dualidad es algo inherente a nuestra concepción del mundo: la noche y el día, el blanco y el negro, el frío y el calor, el bueno y el malo, y el feo que viene con el guapo... y en esta trama todo va a funcionar igual. 


Hay que elegir, y en casos de supervivencia extrema siempre va a haber dos posicionamientos, cada uno defendido a capa y espada por los que opinan así . Los niños y las embarazadas parecen ser difíciles de matar a sangre fría, así que la primera confrontación, y, probablemente, la más visceral y por la que empezaríamos todos, es jóvenes contra viejos. Según va avanzando el relato y se vayan dando a conocer en esos escasos dos minutos de los que disponen entre una muerte y otra, otro tipo de enfrentamientos obligarán a los supervivientes del juego a decidir quién es el siguiente: negros contra blancos, cristianos contra gays, sanos contra enfermos, delincuentes contra inocentes... todo lo que puedas imaginar, y tal y cómo se desarrollaría en una situación de máxima emergencia. Siempre teniendo en cuenta que, viendo este percal, siendo gente a la que acaban de conocer, y la presión añadida que supone para decidir algo así sin que no pare de morir gente a tu alrededor cada vez que suena una bocina, hay que comprender que cada uno adoptará su propia estrategia y que tendrán que diferenciar entre la verdad y la mentira. Es como un Gran Hermano de la Muerte... La verdad es que ojalá Gran Hermano fuera así de rápido y de fulminante.

La pena para Circle es que ya existen Cube y Battle Royale, incluso ya hay una esfera negra que plantea juegos macabros a quienes la rodean en Gantz. Si no existieran, o si no las hubierais visto, quizá, el factor originalidad funcionaría. Aun así, con poco presupuesto, una iluminación normalita y los efectos justos, llega a tocar ese rincón de nuestro cerebro que nos hace repeler a nuestra especie en sociedad.

Para opinar hay que devorar, así que, si no tenéis nada mejor que ver, es una buena opción para merendar mientras te planteas unas cuantas cosas del ser humano.


martes, 23 de febrero de 2016

ANIME... Ajin.


En 2012 dos mangakas debutaron en la revista Magazine Good con un nuevo manga de terror. Ellos eran Tsuina Miura, quien tuvo la idea original y está a cargo guión del primer tomo, y Gamon Sakurai, quien se encarga del dibujo y del guión a partir del segundo tomo. El 27 de noviembre de 2015 tuvieron el honor de ver el estreno de la primera parte animada, de las tres previstas en formato cinematográfico, titulada Shoudou. Y a mediados del pasado enero se estrenó su versión anime que estará compuesta por 13 episodios. El equipo de animación es el mismo (al menos gran parte) que el responsable de esa gran serie de ciencia ficción, Sidonia no Kishi, así que, de antemano, tenemos asegurada la fluidez del movimiento sin pérdida de calidad y unos escenarios con unos fondos de impresión.

La historia de este seinen comienza 17 años atrás, en los conflictos armados de África, cuando el primer ajin, al que apodaron ‘el soldado de dios’, hizo su aparición, arrasando con todo el que se cruzase en su camino. ¡Y menuda aparición y arranque de historia! Disparos, explosiones, descubrir el sonido que hacen los ajin al revivir, la banda sonora orquestal y coral mientras atrapan a la criatura… puro dramatismo que te atrapa desde el primer frame. Los ajin son unos seres no humanos, aunque sí mantienen su apariencia. Algunos no saben que lo son hasta que mueren la primera vez, ya que poseen una existencia inmortal. Da igual cuántas veces y de qué forma mueran que siempre reviven. Además poseen una voz peculiar que tiene extraños efectos sobre los humanos. Existen 46 ajin reconocidos en el mundo, dos de ellos en Japón.

¡Atrapemos un especímen y hagámosle pruebas!
Kei Nagai es el mejor estudiante de preparatoria de medicina, que, justo antes de las vacaciones de verano, es atropellado por una furgoneta ante la mirada de varios compañeros de instituto y viandantes varios. Con las mismas se levanta y se revela como el tercer ajin en el país nipón, para sorpresa de todos, incluso de él mismo. Para que otros países no se apoderen de los ajin descubiertos el gobierno ofrece una recompensa millonaria, así que en cuanto se corre la voz de la condición de Kei, da comienzo una cacería por parte de cazarrecompensas, el propio gobierno y mercenarios de otros países, imposible de sobrellevar solo. Para ello cuenta con la ayuda de su amigo de la infancia, Kaiko Kai.

Además, a través de su hermana pequeña enferma, Eriko, descubre que existe algo llamado Comité de Protección de los Ajin, aunque también tiene que tener cuidado con esto, pues el gobierno se hace pasar por ellos, enviando en su lugar una policía especial para capturar a los ajin y hacerles pruebas infames.


Al final resulta que hay más Ajin que en la guerra, con diferentes intenciones respecto a la raza humana, eso sí. Cada revelación de un nuevo ajin refuerza el ritmo que la persecución a Kai imprime a la historia, haciendo que el relato vaya fluyendo sin darnos tiempo a respirar. Tuve la suerte de ver la película primero, pues esta sensación de angustia porque no sean los malos los que pillen al protagonista aumenta cuando no tienes los cortes publicitarios y de fin de capítulo, pero también he visto parte de la versión anime, más que nada para comprobar si había algo de más o de menos que en la versión que yo había visto, y, además de comprobar que son idénticas, puedo confirmar que no es lo mismo. Aun así, los cortes están bien previstos y no te sacan mucho de la historia. La espera semanal, lo único.

Con un bicho de estos no te roban en Sol.
Lo mejor de cualquiera de las dos versiones animadas es poder ver en acción el otro poder de los ajin. Además de volver a la vida totalmente sanos cada vez que mueren, pueden hacer salir un espectro negro, también llamado banshee, que está manejado por la conciencia de su dueño, y que posee poderes excepcionales. Ver luchar a dos ajin en imagen animada es algo que no tiene precio, los efectos de sonido son brutales y los ataques terroríficos y con saña de cada uno de los banshee es un espectáculo en sí mismo. Además del diseño de estos personajes, que ya sorprende y aterroriza desde la primera portada que pudimos ver del manga, hipnotiza ver cómo han conseguido el efecto inmaterial de los ajin, y, personalmente, me podría pasar horas viendo cómo se pulverizan y reconstruyen con ese sonido inquietante que te acaricia el oído y te eriza la piel.

Y es que el estilo general de esta obra es muy interesante. Me gusta que los personajes tengan rasgos reales para las diferentes razas y no sean clones unos de otros. Si bien es cierto que resulta un poco raro ver a los niños de la guerra africanos hablando japonés, hay que reconocer que la forma de los ojos, que es la que da fuerza a los rasgos, está muy conseguida. Incluso, una vez la historia se centra en Japón, los ojos de los personajes están dibujados más o menos abiertos, pero siempre conservando su forma rasgada, muy alejados de los que nos tiene acostumbrados el anime colegial.

Si a todo esto le sumamos el realismo en los escenarios por los que se mueven estos personajes, obtenemos una animación muy competente reforzada por técnicas diferentes según sean escenas de interior o de exterior. En exteriores el realismo viene dado por estos magníficos fondos en movimiento, sin cortes ni repeticiones en bucle, y en interiores se consigue mediante la iluminación y las texturas de los materiales.

La verdad es que Ajin es una de esas series manga que, portada tras portada, me ha llamado una y otra vez, que he ojeado y hojeado cada vez que he ido a hacerme con algún otro título, pero cuando no tienes tiempo ni de peinarte y tienes más series de las que te gustaría a la mitad, comenzar una nueva da pereza. Así que admití que si quería acercarme a la historia de los Ajin tenía que tomar el camino fácil. Cuántos mangas han acabado en mis manos tras ver su versión anime… y ¿cuántos más acabarán? Tras ver la primera parte de esta trilogía, cada vez que veo los tomos en la tienda, los Ajin me paralizan y cada día me cuesta más salir sin ellos bajo el brazo. ¿Qué le voy a hacer? Sólo son seis tomos recopilatorios….

Da igual el formato, el caso es devorar. Os dejo por aquí el trailer, no lo he podido encontrar subtitulado, lo siento, pero es un trailer, cumple su cometido y está muy chulo.



Publicado en Cabezas Cortadas el 10 de Febrero de 2016.

jueves, 18 de febrero de 2016

HE VISTO... Dentro del Laberinto.


No lo he podido evitar. Para una friki ochentera cuyo salón está decorado con los pósters originales de Los Goonies, La Historia Interminable o la imagen que está sobre estas líneas (entre otros) el mejor homenaje póstumo que podía hacerle a David Bowie era ver y comentar esta película. Verla, la vi el mismo finde que, por desgracia, el Duque Blanco osó a marcharse, eso sí, muy educadamente, diciendo adiós con su último trabajo recién salido del horno... no se si esta expresión es la más adecuada en este momento, pero es lo que hay. La vi entonces, pero otro fallecimiento un poco más cercano, entre otras cosas, no me ha dejado sentarme a escribir sobre ella antes. Y ahora que estoy aquí, vamos al lío.

Si tengo el cartel de la película colgando de una de mis paredes creo que no tengo que extenderme mucho en haceros ver que conocí y empecé a admirar a David Bowie desde muy pequeña. Ya por aquel entonces me flipaba su pupila, que tardé años en descubrir que no era maquillaje ni una lentilla, y a partir de ahí, sin ser fan loca de su trabajo, siempre lo he seguido más o menos de cerca y decenas de canciones suyas se agolparon en mi cabeza cuando me enteré de la triste noticia. David Robert Jones es el camaleónico artista que está detrás de las influencias de las influencias de todo lo que conocemos. Vestuario, peluquería, maquillaje, el mundo del estilismo en general se ha visto revolucionado y reinventado una y otra vez por esta leyenda, no sólo de la música, sino del mundo del arte en general. Sin llegar a protagonizar un musical, sí se aprovechó el tirón de contar con Starman (en el momento del estreno Bowie presentaba el videoclip de Lazarus, del álbum Blackstar), para que cantase sus propias canciones como parte de la banda sonora en la película. La escena festiva en la que interpreta el tema principal, Magic Dance, es más videoclip que muchos videoclips.

Además de Bowie, que evidentemente tiene un papel de peso en la historia, Dentro del Laberinto tiene mil cosas que gustan. Ponle esta película a cualquier niño no alienado por un móvil o una tablet y alucinará. Además de una jovencísima, pero llena de fuerza, Jennifer Connelly, interpretando a Sarah, el personaje sobre quien se apoya toda la historia, y el ya mencionado David Bowie, lo que ha hecho envejecer tan tremendamente bien a esta y otras obras del momento son las marionetas. Con muy poca post-producción y unos escenarios gigantes construidos a la antigua usanza, nada cicloramas de fondo verde ni diseños por ordenador, consiguieron rodar una historia de aventuras que no tiene nada que envidiar a las de ahora, más bien es al revés. La magia de este tipo de cine es que todo está ahí, y a mi me parece genial. Y ¿de quién podría ser obra esta genialidad que apoya la mitad de la interpretación en muñecos? Pues nada más y nada menos que de Jim Henson, el creador de los Muppets, los Teleñecos, vaya, quien, por soltaros ya todo el rollo técnico, realizó el diseño de los personajes en colaboración con Brian Froud, y viceversa en El Cristal Oscuro, otra mítica, siendo animados, no los creadores, sino los muñecos por Frank Oz y Dave Goelz, estos son los de Fraggle Rock y Barrio Sésamo. También anda por la producción la mano de George Lucas, cuando estaba en su sano juicio y el guión, un laberinto en sí mismo corre por cuenta de un tal Terry Jones (Monty Python) quien tuvo que simplificarlo unas veinticinco veces para que se pudiera entender. Casi toda mi infancia unida en un mismo proyecto. Ahí es nada.


La historia, si existiera algún ser humano que no supiera de qué va, cuenta la historia de Sarah, una adolescente que tiene que cuidar de su hermano pequeño, Toby (el hijo de Brian Froud) un sábado por la noche. Cabreada porque el niño no para de llorar e influida por un libro titulado Laberinto (que existe de verdad y fue escrito por ACH Smith a partir y según se iba desarrollando el guión) en un momento de desesperación, sin querer, recita unos pasajes del libro e invoca a Jareth, el Rey de los Goblins para que se lo lleve. Sarah se ve obligada a seguir a una lechuza e introducirse en un laberinto que encierra la ciudad de los Goblins y encontrar a su hermano antes de que sea convertido en uno de los esbirros del rey. En su camino encontrará varios amigos, algunos más francos que otros que la ayudarán en su misión. Así Hoggle, Sir Didymud y su perro-corcel Ambrosio y el tierno monstruo de pelo rojo, Ludo. 

A lo largo de la historia, en las diferentes zonas y atmósferas del laberinto, encontraremos claras referencias a Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll, El Mago de Oz, de Frank Baum y Donde Viven los Monstruos, de Maurice Sendak, hasta las escaleras de Escher tienen cabida aquí, todo obras recurrentes para un diseño de producción fantástico, que nos transporta a mundos de analogía perdida, además de los títulos que acompañan a Laberinto en la estantería de Sarah. Todas estas referencias sirven para hacernos llegar al mensaje de la película, en el que una mente adulta debe tomar el control del subconsciente y empezar a responsabilizarse de sus actos, pero siempre manteniendo el espíritu alegre de un niño.


Algunas mentes calenturientas han querido darle una vuelta de tuerca a este mensaje y corren por las redes un montón de teorías locas que hacen del visionado una experiencia no tan inofensiva como parece. Mi favorita, la que dice que el niño Toby no es el hermano de Sarah, sino su hijo, al que ha tenido siendo adolescente, y del que no se quiere responsabilizar, añadiendo en algunos casos desvaríos varios sobre violaciones representadas por el rey de los Goblins. Yo ahí ni entro ni salgo porque no tengo la oportunidad de hablar con guionista ni con el director para que me lo cuenten. Lo que si que puedo decir es que la película, tal cual, sin buscar mensajes conspiranoicos ocultos, me parece una muy buena opción para ver con los pequeños, con tu pareja en una tarde tonta de ésas, o tú solo, como hice yo el otro día.

Sea como sea, devoradla sin ningún tipo de remordimiento, que esto no engorda nada más que el cerebro. 


sábado, 6 de febrero de 2016

ESTRENOS POTABLES... Febrero

¿Qué sería de este blog si se subieran las cosas puntuales? Pues nada. Gracias por ser pacientes, al menos al fin de semana llegamos.

Por aquí os dejo lo que se va a poder ver este mes de Febrero, filtradito y pulidito, para que nadie se lleve sustos... sólo los necesarios.

Vamos al lío.



-EL RENACIDO (Aventura/ Supervivencia), dirigida por Alejandro González-Iñárritu. Basada en la novela de Michael Punke, que está basada en hechos reales. Pues un Leonardo DiCaprio cualquiera que se va a recolectar pieles, le ataca un oso y ahí se queda. Sobrevive majo. Al loro a la fotografía, que Lubezki se corona y puede que haga triplete en los próximos oscars porque no ha usado luz artificial. 




-ZOOLANDER NO.2 (Comedia/ Secuela), dirigida por Ben Stiller. Escrita por Ben Stiller. Producida por Ben Stiller. Interpretada por Ben Stiller... Y da igual que se rodee de Miley Cyrus, Will Ferrell, Penélope Cruz o la petarda de Justin Bieber (mejorando las petardas anteriores), Ben Stiller se basta  y se sobra para parodiar lo que sea.




-DEADPOOL (Superhéroes/ Comedia/ Cómic), dirigida por Tim Miller. Pues eso, Wade Wilson, Masacre uno de los superhéroes menos convencionales de Marvel en el spin-off de X-Men Orígenes: Lobezno. Total, el origen de Deadpool.




-ANOMALISA (Animación/ Comedia negra), dirigida por Charlie Kaufman y Duke Johnson. Con lo que me gusta a mi el stop-motion. Una pequeña joyita con nominaciones y premios a porrillo que cuenta la historia de un hombre que, de tanto ayudar a  todo el mundo, todos le parecen igual de aburridos, hasta que una chica diferente se cruza en su camino.




-¡AVE, CÉSAR! (Comedia/ Secuestros/ Metacine), dirigida por Ethan y Joel Cohen. Un estudio de Hollywood prepara una superproducción con una gran estrella de cine, pero durante el rodaje el actor es secuestrado. Las comedias de los Cohen siempre dejan un buen sabor de boca, así que para una tarde tonta, de esas que no hay nada que ver, seguro que nos vale.




-ROBOTS, LA INVASIÓN (Ciencia Ficción/ Aventuras), dirigida por John Wright. Unos robots de una galaxia muy, muy lejana ha conquistado la tierra, y los pocos humanos que quedan llevan implantes electrónicos y son calcinados si salen de sus casas. Habrá que buscar la manera de destruir The Cube, la nave nodriza que custodia a todos. Esta tiene una pinta mala, mala... pero robots.




-EL MAL QUE HACEN LOS HOMBRES (Thriller/ Crimen), dirigida por Ramón Térmens. Un sicario y un médico que trabajan para unos narcotraficantes quedan encargados de custodiar a una niña de diez años hasta que reciban la orden de descuartizarla o liberarla. 




-EL BOSQUE DE LOS SUICIDIOS (Terror/ Sobrenatural), dirigida por Jason Zada. Una occidental se adentra en un bosque a los pies del Monte Fuji para buscar a su hermana gemela desaparecida. A pesar de ser el único título de terror del mes NO VAYÁIS A VERLA AL CINE. No paguéis por algo que ha tomado su idea de un cómic de El Torres con nocturnidad y alevosía. ¡Pirateo máximo!



Pues nada, a disfrutar del mes bisiesto con todo lo bueno que nos trae su cartelera. Los locos que se vayan a quedar despiertos que disfruten de la gala de los oscars. Nótese que lo escribo con minúsculas porque me parece estupenda la opinión de esa tal Academia, a la cual nunca me han presentado. Es como cuando hablo de díos, que si va con mayúsculas me estoy refiriendo a Martin Scorsese... 

Veáis la gala o no, recordad que cuánto más veáis, más sabréis, así que... ¡a devorar!