lunes, 27 de julio de 2015

ANIME... Kakurenbo


En Marzo de 2005 se estrenó en Japón este sencillo corto de 25 minutos, sin aparentes pretensiones, pero que ha ido tocando la conciencia de cada persona que lo ha visto.
Shiro Kuro, a quien se le ocurrió la indigesta idea, decidió desarrollar el guión junto a Shunei Morita, quien posteriormente lo dirigió. Juntos le dieron esa estética oscura y misteriosa, encargaron la música a Reiji Kitazato, y ¡tachán! la combinación perfecta.

Titulado Kakurenbo (El escondite) nos adentra en una ciudad-laberinto ficticia, en la que, periódicamente, aparecen unas señales o pistas luminosas para salir de ella. La salida otorga una plaza para jugar al Otokoyo, una versión un poco diferente del inocente juego infantil. Siete niños tienen cabida en cada partida, ataviados con máscaras de zorro, correteando por los callejones oscuros de un siniestro barrio. Aparentemente es casi igual al juego que conocemos. Aparentemente, porque los niños que se adentran en los recovecos del Otokoyo no regresan jamás.

En la trama que nos ocupa acompañaremos a Hikora, un niño que decide entrar a jugar para buscar a su hermana desaparecida en el Otokoyo anterior, que se parece sospechosamente a Sorincha, otra niña que participa en este nuevo juego. Yendo tras ella y buscando respuestas a la desaparición de su hermana, descubre que, en esta versión del Kakurenko, de quien debe esconderse es de cinco demonios: Komotori, el ladrón de carne, Chitori, el ladrón de sangre, Aburatori, el ladrón de grasa, Kotori, el ladrón de niños y Oni, que en japonés es el que “se la liga” en algún juego. Y… no escribo ni una sola palabra más si no es presencia de mi abogado que luego vienen las demandas por spoiler.

Desconozco si hay precuelas o habrá secuelas, pero como OVA única funciona a la perfección. Un mensaje claro y conciso concentrado en veinticinco minutos que dan para pensar y hablar durante veinticinco días.
Creo que antes de seguir leyendo deberíais aprovechar para hacer un parón y ver el corto, que es muy corto. Sólo tenéis que darle al play un poquito más abajo, y así yo puedo seguir opinando un poquito más sin incurrir en delito.
Y una vez visto, porque espero que lo hayáis visto…



…¿Qué? ¿A que agradecéis conocerlo, pero no? El corto es original, y la acción fluye con continuidad, tampoco es difícil en veinticinco minutos. Lo malo es cuando giras la esquina y descubres el mensaje escondido, mirándote desde detrás de su máscara de zorro. La desazón que se siente cuando te das cuenta que los demonios no son tan diferentes del género humano, ¿eh? Tranquilos, es la indigestión de la que os hablaba al principio, y eso nos pasa por hincharnos a aperitivos antes de comer: que somos unos ansias y luego nos encontramos mal.

Un aperitivo con regusto a denuncia social, con aroma a explotación infantil, que nos muestra cómo los niños son arrancados de las calles mientras juegan, y cómo son los responsables directos de suministrar electricidad a la ciudad. Electricidad sin la que no podrían hacer funcionar la sucesión de señales que atraen sin remedio a los niños al juego. Imposible no ver el paralelismo del funcionamiento de las grandes multinacionales de hoy en día, que son las que mueven el mundo que conocemos. El ciclo sin fin, pero sin Hakuna Matata.



domingo, 26 de julio de 2015

HE VISTO... Jurassic World.


Me ha costado mucho no leer nada y mantenerme todo lo virgen que los trailers y clips previos al estreno me han dejado. Si eres fan de Jurassic Park evidentemente no te va a llenar como lo hizo esta en su día (y hoy, qué coño!) pero el visionado se vuelve realmente entrañable, gracias a la cantidad de referencias, recuerdos y similitudes con su predecesora.

Jurassic World es como un Port Aventura de dinosaurios levantado sobre la misma isla en la que se hizo el primero intrento. Un mega parque de atracciones cuyas diversiones incluyen manadas y manadas de dinosaurios. En estas atracciones sí que no han reparado en gastos: un zoo de crías de 'vegetasaurus', para los niños, pero donde a todos nos gustaría revolcarnos y repartir abracitos, una cúpula gigante con cientos de pterodáctilos, un delifinario que acabaría con la sequía de Murcia que alberga una mosasaurus y un sinfín de atracciones para pasear entre dinosaurios hasta en kayak.

Como en todo parque de diversiones, para hacer que la gente vuelva, hay que ir introduciendo elementos nuevos. En la Warner es una montaña rusa nueva y aqui son dinosaurios creados en un laboratorio. Más grandes, más voraces, con más dientes... cómo somos. Toda la trama es Jurassic Park a lo grande, y ya: los sobrinos de la directora del parque, Zack y Gray, van a pasar un estupendo fin de semana disfrutando de las atracciones. Un paseo de presentación y justo cuando se montan en la girosfera, unas esferas transparentes, sustitutas de los todo terrenos por raíles y con las que se experimenta una estampida controlada de gallimimus, se desata la tragedia. Una tragedia llamada Indominus Rex, un híbrido de dinosaurios modificados genéticamente, enorme, voraz, inteligente y con muchos más dientes, además de otra ventaja indiscutible, si la comparamos con el T-Rex y sus bracitos. Por supuesto, el dinosaurio gigante se escapa y se lía parda. Muy parda. 

Por suerte, en esta entrega contamos con Owen Grady, el hombre que susurraba a los velocirraptores, que además de entrenar la conducta de tres raptors, dispara muy bien. Es un personaje para nada creíble, pero siempre mola ver a Chris Pratt haciendo el macarrilla molón. 
Si no esperas nada nuevo de Jurassic World y la ves con ese espíritu la disfrutarás al máximo. Como tengas media expectativa, al final te llevarás un chasco. Por suerte 'la nueva trama' tampoco deja mucho lugar a la imaginación, porque estamos ante la versión XL de Jurassic Park, pero ni todos los efectos especiales del mundo harán que momento tierno con la brontosaurio moribunda le llegue a la altura en emoción, y si me apuras de realismo, de la escena del profesor Alan Grant con la tricerátops intoxicada., A Grant sí que se le echa de menos en la peli, tanto detalle, tanto recuerdo... no se cómo no han tirado de este actorazo que nos hizo ser fans de los velocirraptores. Del mismo modo, por mucho que la Idomatus se ponga a gritar como una loca al irrumpir en ESA sala de exposiciones no se puede comparar los el escalofrío que nos recorrió a todos la espalda cuando vimos hacer lo mismo a la T-Rex de la primera.

Y si la película es un símil de lo ocurrido en el parque, no podrían ser menos los velocirraptores, el alma de la fiesta, aunque en esta no nos aterrorizan, sino que son tan adorables que me recuerdan a mis perros.

La verdad es que con tanta acción se agradece que hayan sustituído a los niños gritones por unos chavales igualemnte acojonados, pero que te dejan los tímpanos intactos. Y no podía faltar un malo malísimo (el soldado Patoso vapuleado por los años) que se quiere hacer rico robando los embriones de dinosaurio.

Por fin Jurassic Park tiene una secuela digna de llevar su nombre para que la dos y la tres puedan desaparecer de la faz de la tierra. Muy logrado el trabajo de desarrollo/copia de una película basándose en la otra del director Colin Trevorrow, con el asesoramiento directo de papá Spielberg, que siempre ayuda.


HE VISTO... Safety not Guaranteed.



Llevaban tiempo recomendándome Safety not Guaranteed,una propuesta del 2012, escrita por Derek Conolly y dirigida por Colin Trevorrow (y de qué me suena este nombre? Jurassic World). Una idea que nace de un anuncio real, pero publicado de broma por la revista Blackwoods Home Magazine, en el que una persona busca compañero para realizar un viaje en el tiempo. Me preguntaría por qué no la habré visto antes, pero la respuesta la sabemos todos: si la pila de cómics y libros pendientes cada vez es más grande, la cantidad de películas que tengo en lista de espera no tiene nada que envidiarle.


En esta historia no hay broma que valga. El anuncio es real. Jeff, el típico periodista que se hace notar, hablando alto y con aspavientos, junto a dos becarios, Darius, una chica peculiar, y Arnau, un personaje introvertido y asustadizo, se van a hacer periodismo de investigación, atraídos por la advertencia del anuncio: “Seguridad no garantizada”.

Lejos de encontrarse con el típico científico loco, encuentran a Kenneth, un simple empleado del súper. que no busca un compañero cualquiera. Acepta a Darius como candidata y comienzan un, digamos duro, enrenamiento físico, y sobre todo mental, en el que se van descubriendo y gustando el uno al otro, mientras Jeff descubre en Facebook que por la zona vive una antigua novia de juventud y está soltera.
Una historia sin pretensiones, que podríamos catalogar como comedia romántica de ciencia ficción, fresca, divertida y original, envuelta de ese aura indie en la que la premisa “menos es más” se convierte en una virtud, y haciendo que una película que va de viajes en el tiempo no nos haga estar pendientes de constantes, ni de espacios, ni de tiempos. Al final, como en todo, el ahora es lo que cuenta.

Toda la película consigue mantenernos en un nivel alto de atención porque cualquiera se siente identificado con esta panda de personajes inadaptados, solitarios y frikis, creados y construídos con cariño y rematados con sublimes interpretaciones que nos hacen empatizar rápidamente con cada uno de ellos, mientras se refugian de sí mismos en sus rarezas, como hacemos cada uno de nosotros. Poco a poco todos se deshacen de esa carga hasta demostrar que lo imposible no está tan lejos y que sólo se necesita un empujón para lograrlo.

Safety not Guaranteed ha arrasado en festivales de postín como Sundance o Sitges, y consiguió hacerse con el premio al mejor guión de los Independent Spirit Awards de 2012, y no es para menos. Detrás de una historia aparentemente sencilla se oculta un guión más complejo de lo que parece. Esto no va de un loco que ha construído un armatoste para viajar en el tiempo y descubrir personajes, épocas o civilizaciones, no. Esto va de la búsqueda de la felicidad si se pudiera cambiar algún momento chungo del pasado, perfectamente narrado a través de dos líneas argumentales que se van entremezclando en diferentes puntos. Por un lado, la ‘ficticia’, que nos lleva a conocer la infelicidad de Kenneth y Darius, y la razón por la que necesitan volver al pasado para cambiar algo, y, por otro lado, la ‘real’ que implica a Jeff, que muestra su infelicidad e insatisfacción de vida superficial que suele llevar, y la cambia dejando a un lado prejuicios e inseguridades.

Dos historias de amor diferentes, en un contexto de ficción divertido y diferente, que hace de esta película una interesasante presentación del director, al que deseamos mucha suerte con el rápaido ascenso de su carrera (bueno,  lo desea nuestro hype) y que la dirección de Jurassic World merezca tanto la pena como ésta.


Publicado en Cabezas Cortadas el 7 de Mayo de 2015